La magia de los enlaces a través de la lectura
Conectar es quizás una de las acciones más fascinante, no sólo por el reto que representa la búsqueda de las similitudes, contradicciones, serendipias o el trabajo que representa hilar, hilvanar, unir ideas, conceptos, imágenes, intenciones y los deseos mas íntimos de las partes.
Hace unos días vi con mis hijos la película In The Heart of the Sea (En el corazón del mar), del director Ron Howard, una pulcra adaptación del libro con el mismo nombre del novelista Nathaniel Philbrick, el cual cuenta la trágica historia del barco ballenero Essex. La historia del Essex en el océano Pacífico en 1820, fue el punto de partida para la inspiración y creación del clásico Moby Dick de Herman Melville: “Llamádme Ismael. Hace unos años -no importa cuánto hace exactamente-, …” (Melville, 1991, p 21).
El Essex fue mucho más que una leyenda, fue la prueba de la existencia de un “monstruo marítimo” que salió de la nada para hundir la embarcación y acabar con la vida de muchos en la tripulación: “(…) pero de repente la ballena comenzó a moverse. Su cola de veinte pies de ancho bombea arriba y abajo. Lentamente al principio, con un ligero movimiento de lado a lado, aceleró la velocidad hasta que el agua alcanzó la cresta alrededor de su enorme cabeza en forma de barril…” (Philbrick, 2000, p 81)
¿Pero acaso fue Moby Dick la primera ballena que apareció para cambiarle la vida al hombre a través de la historia y/o de la literatura? ¿Y si nos remitimos a La Biblia y recordamos la historia de Jonás y el gran pez? (Jon 1,17) Y el SEÑOR dispuso un gran pez que se tragara a Jonás; y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches. (Mt 12,40) porque como estuvo Jonás en el vientre del monstruo marino tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.
Tres días y tres noches, no sólo en el estómago de la ballena o del “gran pez”, también en el tiempo de espera de resurrección de Cristo, porque así en es mi nudo, ese “connexus”. O, por ejemplo, ser expulsado por la ballena como una forma de redención, la cual Jonás agradeció infinitamente a Dios, mientras que Moby Dick persiguió a la tripulación del ballenero Pequod y la gran ballena de medidas desmesuradas casi acaba hasta con el último hombre del Essex, sólo para mirarlos a los ojos, acallar su odio y reinar en el mar. La redención, la resurrección, el perdón.
¿Y dónde pongo a Penélope[1] en la mitad de esta historia?
Tan femenina, rescatada del mar por los patos (dice una de las leyendas y de ahí su nombre), por no soportar el dolor de perder a Odiseo. Esperar sin saber cuándo será ese cuándo. Ella fue el “gran pez”, el cachalote enorme por el que pagarían una gran cantidad de dinero, el gran mamífero con vagina y tetas que parió a Telémaco; sola, deseada y vulnerable al ojo de los cazadores de su cuerpo, de su fidelidad, de su cama y de la riqueza de su marido.
¿Fue acaso Penélope la víctima o el victimario? O ¿Fue como el ojo de Moby Dick que salió del mar para observar a “los hombres” fijamente?
Ella tejía de día y desbarataba el trabajo por la noche para despistar a sus pretendientes, como cuando la ballena se sumerge en silencio y empieza a ascender a gran velocidad para partir la embarcación por la mitad. Prefiero ver a Penélope de esa forma y no desde las manos atadas de la sumisión. La inteligencia, la paciencia y el perdón.
Cada lector tiene la libertad de armar su nudo, de atar los hilos, y las conexiones de un lector son distintas a las del otro. Cada uno tiene una interpretación única con base en sus vivencias, en su contexto y en el número de páginas que haya revivido de los estantes del librero o la biblioteca. Si se lee mucho, los nudos, los puntos de vista y las conexiones son mayores y tienen la belleza de la interpretación y del humor. Si no lee, la visión es una y la asociación casi inexistente.
Bibliografía
Nathaniel Philbrick. (2000) In The Heart Of The Sea. The tragedy of the whaleship Essex. New York, New York: Viking Pinguin.
Herman Melville. (1991) Moby Dick. New York: Everyman’s Library – Alfred A. Knoff.
La Biblia – Nueva versión internacional (Jon 1,17), (Mt 12,40) – http://www.biblia.es/nueva-version-internacional.php
Homero. (1974) La Odisea. Estudio Preliminar Ángeles Cardona. Traducción Luis Segalá Estalella. Madrid: Editorial Bruguera, S.A.
[1] Esposa de Odiseo o Ulises, madre de Telémaco. Ella espera a su marido durante veinte años a que regrese de la Guerra de Troya. Penélope, dentro de la mitología griega, se considera como el símbolo de la fidelidad conyugal.