Tejer también es un oficio de escritura

Bien dicen por ahí que uno debe escribir sobre lo que conoce y si algo conozco es de tejer, no sabré muchas puntadas, pero las que sé me han servido para hacer cobijas, ruanas, bufandas y chales. Tejer me mantiene concentrada en cada movimiento de la aguja si es de crochet o de las agujas si el tejido es en dos agujas. La elección entre el crochet y las dos agujas depende de la lana que escojo y del proyecto que voy a realizar.

Escribir me exige el mismo proceso de elección, no importa cuantos géneros conozca, los que maneje debo hacerlos bien. Hasta ahora la poesía y la incursión tímida al cuento son los que me acompañan y como en cada puntada, poco a poco se van tejiendo palabras entre sí.

Muchas veces cuando tejo, así haya avanzado lo suficiente, al revisar debo desbaratar. Se deshacen los puntos uno a uno; se borran una a una las palabras. Penélope tejía de día y desbarataba de noche mientras esperaba a Ulises, y lo hacía como una forma de despistar a los pretendientes que querían casarse con ella. Tan femenina, rescatada del mar por los patos – dice una de las leyendas y de ahí su nombre -, por no soportar el dolor de perder a Ulises. Esperar sin saber cuándo será ese cuándo. Ella fue el “gran pez”, el cachalote enorme por el que pagarían una gran cantidad de dinero, el gran mamífero que parió a Telémaco; sola, deseada y vulnerable al ojo de los cazadores de su cuerpo, de su fidelidad, de su cama y de la riqueza de su marido. Y Penélope avanza, teje, descansa, anochece, repite, descompone, se anida, se esconde, muere, habla, se queda, resucita, espera.

Escribir también es esperar mientras maduran las ideas, mientras se adhieren a la historia con palabras que se juntan, que se amangualan, que dibujan los instantes. “Las letras y los dibujos eran hermanos de padre y madre: el padre el lápiz afilado y la madre la imaginación”, Carmen Martín Gaite.

Nadie sabe más sobre estos temas que quien se unta las manos, quien se revuelca cuando hay un equívoco, cuando se amamanta la creatividad y cuando los enlaces crecen. Así, puntada a puntada.